lunes, agosto 31

EL DON QUIJOTE Y LA ADOLESCENCIA, Una breve reflección...

En la novela “El ingenioso caballero don Quijote de la Mancha[1]”,de Miguel de Cervantes. Don Quijote es un personaje que profundiza en su individualidad, sus conflictos no son sólo externos, sino que surgen de su interioridad; igualmente el adolescente está renaciendo y buscando recrear su forma de ser. En esa profundización aparecen los conflictos con el exterior, y por lo tanto, también, todo el tema de la libertad, del elegir y elegirse. Los adolescentes de hoy ya no toleran la imposición ciega. La “obediencia” no es una virtud suya. Por el contrario, les ha tocado vivir una época de absoluta desobediencia, en la que se ha puesto socialmente en tela de juicio a los adultos y sus escalas de valores. Tal situación al interior de las familias, los ha acostumbrado a un trato que, sin ser democrático del todo, no es autoritario. En la familia se han acostumbrado a participar en muchas de las decisiones que les afectan
En El Quijote el narrador nos presenta al comienzo, a un hidalgo anónimo, nadie sabe realmente quién es, pero el personaje desea ser alguien y tener un nombre acorde a la condición que anhela. ¿Practicar la firma innumerables veces no pasa a ser un ejercicio frecuente en cuadernos, pizarrones, etc.? Según Arminda Aberasturi “Ese largo proceso de búsqueda de identidad ocupa gran parte de su energía y es la consecuencia de la pérdida de la identidad infantil que se produce cuando comienzan los cambios corporales.”[2]
“El adolescente se presenta como varios personajes, y a veces ante los mismos padres, pero con más frecuencia ante diferentes personas del mundo externo, que nos podrían dar de él versiones totalmente contradictorias sobre su madurez, su bondad, su capacidad, su comportamiento e, incluso en un mismo día, sobre su aspecto físico.”
La idealización de la realidad aparece a lo largo de toda la primera parte de la novela; gracias a ella hasta la peor de las realidades puede ser mejorada. Las prostitutas serán damas y la propia Maritornes será una “hermosa y alta señora”. La invención de Dulcinea nos muestra el ejercicio de la fantasía del Quijote a favor de su nueva vida aventurera. Ella es el florecer del alma, el intento de realizar un amor que jamás se había permitido vivir ,el sostén y el motivo de sus aventuras. La idealización del amor y de la amada es otro punto en común entre el personaje de la famosa novela y los adolescentes de hoy.



[1] Leer la Obra en http://www.elmundo.es/quijote/
[2] Citas de la obra “La adolescencia normal”. A. Aberasturi y Mauricio Knobel, Paidós educador, Bs. As.,1988.

La educación tradicional vs la educación moderna

Al referirnos a la transición de estas dos concepciones de la educación señalamos las características o notas que definen mejor la educación tradicional y educación moderna:
1° estas dos concepciones son diferentes pero no son contradictorias en el sentido lógico del término. Se oponen pero no son antagónicas.
2° los esquemas de cada una tienen la virtud didáctica de presentar en forma clara lo que se pretende pero al mismo tiempo tienen inherente a su naturaleza de esquema, la característica de ser deformadores de la realidad.
3° al dirigirnos a la realidad es probable que encontremos que notas de uno y otro sector se están dando simultáneamente.
4° la relación de ambas características origina conflictos.
Ahora intentamos precisar un poco más los términos: "EDUCACIÓN TRADICIONAL" viene hacer todo lo que algún modo tenia vigencia pedagógica hasta fines del siglo pasado en nuestro mundo accidental.
"EDUCACIÓN MODERNA" toda la renovación, a través de diferentes escuelas, tendencias y orientaciones, que cobra cuerpo y vigencia a partir de este siglo y fines del anterior.
El concepto de educación que exista en una sociedad depende del concepto de hombre que cada una sostenga o decida tener vigencia. El concepto tradicional de hombre está considerado como animal racional. Ya que el término "ANIMAL" es lo genérico, lo compartido con otros seres, pero lo que lo distingue y lo hace ser "HOMBRE" es lo racional. Y lo racional se refiere con inteligencia, mente, intelecto, capacidad de pensar, de entender. Por lo tanto hombre es fundamentalmente. En lo que tenga que ver con la educación, mente o inteligencia.
La concepción moderna enfoca al hombre como organismo inteligente que actúa en un medio social; ya que el medio no es más que la continuidad exterior del ser vivo, donde actúa inteligentemente.
En la concepción tradicional si el hombre es esencialmente inteligente diríamos entonces que la sociedad debe transmitir su patrimonio cultural o sea el conjunto de contenidos que estima valiosos, conjunto que es reducido a ideas o conocimientos, los cuales han sido depositados en los libros; los que a su vez pasan a la cabeza del maestro y este los deposita en la cabeza del alumno, es decir la memoria.
En cambio, para un hombre concebido como organismo inteligente en acción con su medio, las derivaciones serán diferentes.
Cuando el medio favorece, permite su actuar y crecer y es la oportunidad para que la inteligencia, en función de la situación plantee esquemas de acción que aproveche los beneficios al máximo y recoja resultados del intento. Si el medio crea dificultad, el sujeto funcionalaza su inteligencia para tratar de superarlas. Al solucionar el problema habrá producido aprendizaje. Aprender pues será pues resolver activamente problemas vitales y no simplemente acumulación de datos en la memoria. Por eso experiencias coinciden con educación.
Cuando nos referimos al tipo y cualidad de la "ACTIVIDAD ESCOLAR".
En una el termino será ENSEÑANZA, Y APRENDIZAJE en la otra.
En la concepción tradicional lo importante es desarrollar las habilidades en el profesor y lo que tenga que dar; ya que lo que está en los libros es mucho más importante que lo que el alumno pueda descubrir o aportar. Mientras que en la concepción moderna lo más importante es lo que hace el alumno desarrollando sus habilidades.
La didáctica tradicional (encargada de los métodos) utilizando como "métodos didácticos" al analítico, sintético, inductivo y deductivo que son los métodos generales lógicos, es decir los métodos propios de todo pensar, y no del enseñar en particular.
Porque el hombre pensaba como "logos", como inteligencia, razón, pensamiento.
Los métodos lógicos son los que utilizamos en cualquier actividad diaria, permanente, en nuestra vida cotidiana. De "didácticos" no tienen nada de particular.
En la concepción moderna, los momentos del "pensar" es "pensar para actuar", pensar con fin. Los métodos didácticos deberán asentarse sobre una nueva lógica, la que explica la estructura del método científico: delimitar o definir el problema, buscar los datos necesarios, formular hipótesis o alternativas de solución, búsqueda de nuevos datos para cada una de las hipótesis, previsión de las consecuencias en caso de elegir una determinada alternativa, prueba o comprobación de las alternativas.
En una CLASE TRADICIONAL, nos encontramos con una persona que habla mientras que las demás escuchan. Lo importante es la transmisión de conocimientos.
La que podemos llamarla autocrática. El profesor está separado físicamente de los alumnos con un lugar reservado para su actuación que es la que más importa. En esta educación el que más aprende, el que más crece es el educador, ya que él hace lo que los alumnos debieran hacer.
En la concepción moderna es todo lo contrario por haber trasladado el eje de la actividad escolar a los educandos, por hacerlos conocedores de los fines y por darles responsabilidades en la ejecución de los mismos.
En la educación tradicional, el fin era solo conocido por el educador. El alumno no tenía idea de hacia dónde se dirigía, ni de lo que le iría a enseñar mañana ni para que le enseñan lo que le están enseñando hoy. El fin era externo a la actividad escolar.
La concepción moderna, el fin es interno, inmanente a la actividad escolar. El alumno debe comprender el sentido y la finalidad de lo que hace, ello significa saber el fin de su actividad. Aquí no existe escisión entre fin y medio.
En la concepción tradicional, se reducía a ser una repetición. No solamente el alumno debería repetir lo que estaba en los libros, el profesor también. La duración de la lección estaba regulada a cuarenta y cinco minutos o a una hora por el criterio de la resistencia de la inteligencia y memoria en la captación de datos.
En la concepción moderna, la lección horaria, es reemplazada por sesiones de trabajo que se rigen por el criterio temporal múltiple, variable según sea la naturaleza, de la actividad en que se está empeñado, y lo que la experiencia recomienda como más adecuado.
En la concepción tradicional, se presenta en materias aisladas o independientes. Se trata de una división lógica. Las materias reflejaban las divisiones por sectores de la realidad al estilo de los tratados, en cierto sentido considerado como asignaturas o material didáctico. Se les creaba separaciones mentales entre las materias.
Les resultaba difícil imaginar que lo que aprendía en una asignatura podría tener alguna relación con la otra, ya que se le entregaba la realidad por fragmentos o partes diferentes.
El tiempo se dividía en horas y a tal hora tal materia teniendo en cuenta que no se colocaran juntas materias muy fuertes por el cansancio de la inteligencia o la fatiga de la memoria. Hay que considerar que una persona mientras no sepa lo que está haciendo, es simplemente una máquina que efectúa correctamente la operación que se le asigna. Con esto se puede decir que el alumno aprende a distinguir dos esferas que no se compaginan, la escuela y la vida. Aquí se puede hacer colocación la nota de alejandrinismo aplica por Klipatrick a la educación tradicional, específicamente por la famosa biblioteca de Alejandría : "la biblioteca era un deposito de todo el saber", lo tradicional se asemeja, el sacar de los libros y pasarlos a las cabezas.
Haciendo un paralelo, el aprender y resolver problemas que afectan vitalmente en lo que uno se juega de algún modo mientras que en la educación tradicional es repetir lo que poseen los libros, he ahí la gran diferencia.
La capacidad de repetir algo no es ninguna garantía para que se aprenda para la vida, la concepción moderna por su parte, busca sistematizar para comprobar si las experiencias obtenidas han quedado como aptitud, como capacidad para actuar como posibilidad para resolver nuevos problemas. Cabe resaltar que el producto de la educación tradicional desde el punto de vista de nuestras necesidades actuales es un amputado, pues tal educación si no anula el desarrollo de ciertas capacidades al menos las impide. Una clase tradicional nos indica que una buena clase es aquella donde todos están callados. Si hubiera mucho ruido y conversación, evidentemente algo andaría mal ¿Por qué? Los alumnos deben guardar silencio para que pueda actuar la persona eje de la actividad escolar, en cambio en una clase moderna encontraremos bullicio muchos que hablan al mismo tiempo, movimiento y hasta otra distribución de asientos. El que estaría callado sería el profesor porque los alumnos estarán realmente trabajando son los grupos que están haciendo su propia investigación, su aprendizaje, su actividad, así como todos tienen la posibilidad de participar de intentar su propia solución, de equivocarse. De todo esto se concluye que es importante que un individuo sea capaz de llegar a una calle de una ciudad dada que conocer de memoria los nombres de todas. La experiencia demuestra que es más difícil ubicarse en una concepción moderna porque es más desafiante y compleja. Más fácil resulta para un educador recurrir al libro que ya posee lo que se debe enseñar y trasmitírselo al alumno. En cambio no es tan fácil organizar el medio ambiente o el conjunto de experiencias o situaciones de actividades que posibilitan crecer y alcanzar futuras disposiciones de conducta.
Desde la perspectiva de una educación tradicional y una educación moderna considera que se debe ser una disquisición de las mismas para optar por una o ser una mixtura de ambas con el propósito pedagógico de mejorar la calidad de los aprendizajes; no es fácil desarraigar una concesión tradicional puesto que los parámetros de ciertos docentes están establecidos de esa manera. Tampoco se puede ser mezquina con esto debido a que también a tenido resultados favorables. El problema podemos decir que se agudizado en esta concesión cuando se ha hecho una hipérbole de memorismo soslayando ciertas habilidades como el análisis y la síntesis que han podido ser desarrolladas con ciertas estrategias metodológicas que proponen y propugna la nueva concepción de la educación. me parece que esta nueva forma de enseñar complementa de algún modo a la que tratamos de desterrar dado a que se tenía el concepto del aprendizaje se reflejaba a través de la conducta y se tenía en consideración lo observado, en cambio hoy en día con el aporte de Vigosky, Piaget, Brunner, Aussbel, Montessori, entre otros, el aprendizaje del niño se mide y se considera como proceso mentales, cognitivos que se puede evidenciar a través de las conductas observables. Se le estudia en su interior desde el punto de vista psicológico y antropológico.
Con los cambios vertiginosos en los diferentes campos del saber toca al maestro ser susceptible a los cambios que le depara la pedagogía moderna dado a que la globalización, la cibernética, la robótica, y la informática lo exige. El buen maestro pues es aquel que se ajusta a las trasformaciones, a las modificaciones del mundo moderno porque se correría el riesgo de desarrollar una educación primitiva obsoleta con fines incompetentes de sus productos quedarían rezagados en el subdesarrollo y en la incapacidad de poder forjar posibilidades de descogolló en el devenir de la vida.
En conclusión puedo decir que la educación tradicional es un cambio cuantitativo de conocimientos modernamente este es un cambio cualitativo en la conducta.

MISAEL CARMEN TEMOCHE
PROF. EDUCACIÓN PRIMARIA
http://www.monografias.com/trabajos16/educacion-tradicional/educacion-tradicional.shtml

viernes, agosto 21

Buenos Aires, San Luis y Marcos Paz son las ciudades más digitalizadas

UN RANKING LAS COLOCA ENTRE LAS 25 MEJORES DE AMERICA LATINA
Se destacan del resto del país por sus redes de Internet sin cables y por sus sitios Web oficiales de servicios.
Buenos Aires, Marcos Paz y San Luis son las 3 ciudades más digitales de la Argentina. Y están entre 25 destacadas de América Latina, según un ranking elaborado por la consultora Convergencia Research. Pero, cada una con mérito y diseño digital diferente. El estudio incluyó 150 ciudades de 15 países latinoamericanos, y tuvo en cuenta la infraestructura de Internet en dependencias municipales, las redes inalámbricas gratuitas y las aplicaciones en salud, educación y seguridad.Buenos Aires se destaca por su portal web, con noticias de tránsito, turismo y cultura. También se pueden hacer denuncias e iniciar trámites. Pero la Capital no armó una red de Internet Wi-Fi gratuita. Según Convergencia, no la necesita, porque "entre el 70% y el 80% de los porteños usa la Web y el 26% posee Internet de alta velocidad". En cambio Marcos Paz -ciudad del oeste de la provincia de Buenos Aires- ostenta una red pública inalámbrica que cubre más del 70% de la localidad. Se usa para trámites municipales y en proyectos digitales de educación, salud y seguridad. Pero no permite navegar por la Web. "Esta red nos permitió dar Internet a escuelas rurales que ni siquiera tienen teléfono", explica Ricardo Curutchet, intendente de Marcos Paz. Una de estas escuelas ya recibió el primer aula digital. Cada chico trabaja con una netbook, mientras la docente controla las tareas de los alumno desde su notebook, y gráfica sus clases sobre un pizarrón electrónico. Los habitantes de Marcos Paz también pueden usar la red Wi-Fi desde sus casas o en la calle, con celulares o notebooks con tecnología inalámbrica. Además hay cajeros electrónicos que permiten hacer seguimiento de trámites municipales y sacar turnos en hospitales, por ejemplo. En salud, Marcos Paz puso en la red las historias clínicas de los pacientes del hospital y centros de salud municipales, que pueden ser leídas desde computadoras de mano ubicadas en las ambulancias. Según Convergencia, la ciudad de San Luis está casi totalmente "iluminada" con Internet. La red Wi-Fi gratuita puntana cubre 27 localidades con 1.120 puntos de acceso. "Antes de 2010 vamos a tener Internet en toda la provincia con una velocidad de 1Gbps", promete Alica Bañuelos, ministra de Progreso de esa provincia y rectora de la Universidad de la Punta. Para facilitar la inclusión digital, San Luis financia la compra de computadoras. Se hace cargo del 50% del valor y el resto lo paga el comprador en cuotas. Bañuelos dice que con equipos baratos, Internet gratuita y un programa de capacitación lograron que el 67% de los puntanos use Internet. Chicos en la red es otro programa de la provincia, por el cual entregaron 5.300 netbooks. El estudio de Convergencia tendrá una segunda etapa que indicará el nivel de interacción digital entre Estado, empresas y la gente. Ahora, el ranking demostró que la mayoría de las ciudades de América Latina inició la digitalización de sus gobiernos. El 83% de las municipalidades interconectó sus dependencias y el 50% usa más de una tecnología de acceso", dice Manuel Moreno, de Motorola, empresa que patrocinó el ranking.

martes, agosto 4

"EDUCAR ES INVENTAR LO QUE NO HAY"

La invención es una tarea pretenciosa:
Pretencioso es también el oficio mismo del inventor. Personaje habitualmente asociado al exotismo, raro ejemplar al que se suele emparentar con la figura del gran inventor, el creador, el que está por allí, según dicen, en el cielo. Invención y creación son en algún punto vecinas. Es cierto que se distancian cuando se trata de crear sobre lo existente,inventar sobre lo ya sabido o crear desde la nada, inventar lo que aún no ha sido inventado. Sospecho que ambas tareas bordean siempre la arrogancia, la megalomanía, la desmesura. Una de las vetas, tanto de la invención como de la creación, es la que nos reenvía al reino de la mitomanía o de la exageración. Un creador. ¿Quién es un creador?, ¿Quién un inventor? Difícil de responder. El que crea una buena sopa, como diría Gombrowicz, ¿es un creador?. El que por ejemplo inventa historias, aún de las minúsculas, es al mismo tiempo un noble personaje y un farsante. Habría que tener el valor de preguntarse: ¿qué clase de personaje es, en todo caso el que no inventa historias? No lo sé. Lo que sí sé, o lo que supongo saber, es que es ahí donde la pedagogía toma su lugar. O es ahí, arrinconada por la nobleza y la farsa, que la pedagogía toma su lugar. Toma su lugar entre las artes de lo desproporcionado. Porque ¿cómo explicar la exagerada vinculación entre el triángulo rectángulo y, por ejemplo, la ciudadanía? ¿Dónde es que saca valor un experto en currículum para decir que de un CBC sale un ciudadano?. Quiero decir, ¿cómo explicar con suficiencia, sin temor y sin vergüenza la promesa educativa que reza lo siguiente: lo que se enseña, lo que se da, afecta algo de la transformación del ser de las personas? ¿Cómo entender a la señorita Erna, cómo entender en realidad al pedagógico y eréctil dedo móvil de la señorita Erna, cuando afirmaba: Antelo, usted tiene que estudiar el sujeto y el predicado, yo sé por qué se lo digo, porque de esa manera usted va a ser alguien en la vida?. Sólo lo entienden, lo entendemos, o, para ser honestos, lo entendíamos, los iniciados en este curioso y magnífico desatino de educar. Yo le doy un triángulo rectángulo y usted será alguien en la vida. Hay que estar un poco loco para creer semejante cosa, y por suerte, tal como veo, somos bastantes. Un educador, en tanto inventor, es aquel que, contra todos los datos escépticos en su contra persiste en su invento. Porque mas que de la invención, la educación trata de unos inventos, siempre quizás ya inventados. Por mencionar sólo algunos: Yo le doy un polinomio y usted va a ser un ser biopsicosocial Le doy una hipotenusa y usted va a ser un ser crítico y comprometido. Le doy una superficie del círculo y usted va a ser un buen demócrata. Le doy un Peloponeso y usted va a ser un muchacho de trabajo.
Esto es lo que me decía una inventora, quiero decir, una maestra, pocos días atrás, casi al comienzo del ciclo inventivo. Me decía la maestra, que al entrar al aula, escuchó como un niño, algo parecido a un niño, le decía a otro de su especie, lo siguiente: A esta vieja le damos cinco días y si no la fajamos. - Esto me decía la maestra en su auspicioso debut. Un encanto. ¿Y entonces? Entonces, la siempre debutante maestra me cuenta, en vivo y en directo, lo que es casi redundante: me cuenta que está viva, que pasó el plazo, que lleva más de cinco días. Pero me cuenta más. Me cuenta que el niño, el algo parecido a un niño, la detiene en un pasillo, y la increpa, esta vez de frente: Y dígame una cosa, usted, ¿para qué quiere que yo aprenda?. Esta es, al menos para mí, una
pregunta pedagógica que se puede vincular sin prisa a otra famosa: - ¿Qué quiere el otro de mí? Porque el niño que pregunta, pregunta sin saber qué, por qué, para qué el otro quiere algo de él, para él. Lo que no es poco. Que unos quieran algo de los otros, no es poca cosa. El asunto es que cuando la maestra me cuenta, - cuando me cuenta, cómo el niño la increpa y le pregunta: Y dígame una cosa, usted, ¿para qué quiere que yo aprenda?, Yo le pregunto: ¿Y vos, qué le contestaste? Bueno, ¿qué suponen que le contestó la maestra al increpador? Acertaron. La maestra le mandó el invento en pleno. Y, me dijo: yo le contesté que tenía que estudiar, que yo quería que él aprenda porque si aprendía iba a ser un muchacho de trabajo, un ser crítico, un ciudadano. bah... un semejante....¿Entendés? Le dije vas a ser algo que no sos ahora. La cosa no acaba ahí. La maestra me pregunta a mí: ¿Y vos qué le hubieras contestado? ¿Qué creen que contesté? Lo mismo. El mismo invento con pequeñas variaciones. Y ahí nos fuimos los dos pensando en la similitud de nuestros inventos.
Los que aquí estamos reunidos conocemos la treta: es lo que llamamos el plus de la educación. Es lo que intentamos decir cuando afirmamos enérgicamente que educar no es solo enseñar o instruir. Educar es además. Y ahí, en el hueco de ese además, es donde una educación toma su lugar. Algo siempre relativo a suscitar la posibilidad hasta el fin de la transformación del otro en otra cosa distinta de lo que es. No se puede ir muy lejos en el pensamiento pedagógico si uno pasa deprisa por la vinculación potente entre el ser, la transformación del ser y la transmisión de la cultura. Algunos psicoanalistas dicen que la cuestión de la formación es siempre más sutil cuando su fin no es solamente el de obtener la adquisición de un saber, sino también la aparición de ciertas condiciones subjetivas, una transformación del ser del sujeto. Esto se presenta cuando se trata del psicoanálisis, del operador religioso y también del mago. Digo yo, y también del educador. La educación no se deja doblegar tan fácilmente por los variados pragmatismos de los nuevos realistas educativos. La educación toca siempre algo del orden de lo que puede ser de otra manera, de lo que va más allá de lo necesario, de la metamorfosis. Eso, nos es dado por la educación. De ahí la desmesura de Kant y de Rousseau cuando afirman que todo lo que somos se lo debemos a la educación. Al resultado del invento educativo. Al resultado siempre tardío y a destiempo de la educación. Pero decía, que educar es inventar lo que no hay. Porque la invención se asocia siempre a un tiempo que no es el presente o que causa como un revoltijo en el presente. Desordena el presente en tanto introduce algo de lo no habido, lo no sabido, de lo aún. Educar es como el combustible del aún. De ahí que me permita afirmar que educar es inventar lo que no hay. Es mucho lo que no hay en este país en donde se dice, paradójicamente, con dudosa obstinación, que todo hay, que todo abunda. Porque si no hay más, esa parece ser la novedad, “hasta en lo que no hay queremos ser campeones”. Me voy a limitar a decir qué hebra de lo que no hay es la que nos pone en jaque a los educadores. Lo que no hay, lo que parece no haber para matizar un poco los ánimos, es humanidad. Basta dar una vuelta de manzana. Pero, a fuerza de ser sinceros, de entrada sabemos que humanidad es lo que no hay. Nadie nace hombre o mujer, uno se hace o se esta haciendo o está siempre, siendo. El tiempo de lo humano es ese, ¿no? El de estar siendo. Pero si hay una educación es porque, justamente, no hay desde el inicio, humanidad. El cachorro humano no viene hecho, decía Kant (a quien le gustaban las aves). Los gorriones decía Kant vienen hechos. Nada por inventar. No precisan educación. Y como el cachorro humano no viene hecho, como hay que producirlo como tal, inventarlo cada vez, hay educación, que no es sino uno de los nombres de esta operación humanizante. Defino un poco el asunto: Llamo educación al conjunto que se reúne alrededor de las operaciones históricas tendientes a la acogida, cuidado, formación y modelado del cachorro humano a partir de la transmisión mas o menos programada de un fondo cultural común de conocimientos. Sin esta vinculación entre cuidado y conocimiento (hoy opacada por la falsa antinomia enseñar-asistir) no hay humanidad. ¿Dónde está el problema? Es simple y miserable. Lo dicen a diario los economistas: Se acabó la magia. Los Argentinos -dicen- tienen que reconocer que no hay recetas mágicas que es algo parecido a que la maestra del ejemplo, le hubiera contestado al niño inquisidor, frente a la pregunta: ¿Por qué quiere usted que yo aprenda? Algo así, como para formar su competencia lingüística e insertarse en el mercado laboral. Esto se llama, realismo trágico. Tomás Abraham lo llama, y yo coincido, realismo trágico. Un género argentino. ¿Qué quiere decir esto? Algo que todos sabemos. Todos hemos experimentado el impacto de saber al fin qué significa que se acabó la magia. No hace falta ver telenovelas para saberlo. Cuando se acaba la magia lo que hay, es disolución. Cuando los expertos nos dicen que se acabó la magia, no hacen otra cosa que esos chicos traviesos que sorprenden al mago, denunciando la verdad de su treta. Es algo muy similar a lo que nos ocurre cuando al fin sabemos, de una vez por todas, lo que el otro es. Ahora sé, efectivamente, quién sos, lo que sos. ¡Ahora te conozco tal como sos!. Señal inconfundible, nuevamente, de disolución. ¿Y cómo aparece esto en el terreno educativo? Simple. Cuando se nos dice, en tono de economía de guerra, que hay que trabajar con lo que hay. La señorita nos dijo este año que no había plata para libros, para materiales... que entonces, había que trabajar con lo que haiga. Esto me contaba mi amiga Patricia Redondo. Me contaba que le contaron…. Trabajar con lo que haiga es un problema. Aun en el caso en que se pretenda con lo poco que haiga inventar algo. Porque simplemente se borra de un plumazo la desproporción que nos habita y de un sacudón, nos torna reales, tan reales, que es un espanto.Se cancela el derroche, que es uno de los nombres del acto de educar. Siempre se da lo que no se tiene, siempre se gasta más de lo que se recoge. Siempre se apuesta a sabiendas de no saber el resultado. Mis hijos recientemente, me han mostrado los vales que mi madre solía entregar en ocasión de alguna festiva fecha, cuando no tenía plata, es decir, a menudo. Vale por los reyes magos. Vale por el día del niño. Vale por el Ratón Pérez. Notable inventiva humanizante y empresarial. Un vale por Papá Noel. En fin. Todas las retóricas pedagógicas de la igualdad, las que para usar una expresión cruel pero sincera de Peter Sloterdijk, practican el afecto igualitario, chocan con este asunto que convendría llamar hipocresía. En algún punto, trabajar con lo que haiga es suspender lo que puede haber. Para terminar, les cuento un vale, el vale, pedagógico por definición. Esta vez es una maestra de las zonas llamadas ZAP. Me cuenta el siguiente dilema: uno de sus alumnos asiste a la escuela golpeado por su abuelo. El padre ausente, preso, no sé qué. El abuelo -me dice la maestra- le pega pero lo trae. Y me pregunta entonces qué hacer. - No sé que hacer, contesto. Pero ella dice haberlo resuelto en una de las pocas conversaciones que logra emprender con el abuelo golpeador. El abuelo dice: Usted dele, usted deale. La Maestra contesta, sabia: De acuerdo, Yo le doy pero si usted le deja de dar (...) Yo le doy, de acuerdo (...) yo le cambio los palos que usted le da, por un palote, por unos palotes. Palos por Palotes. ¿No es este el invento pedagógico? ¿No es esta desproporción y este derroche el que nos ocupa?...

Estanislao AnteloLicenciado y Profesor en Ciencias de la Educación (UNR); Master en Educación (UNER) y Doctor en Humanidades y Artes (UNR). Co-coordinador académico del Curso de Posgrado en Educación inicial y primera infancia. FLACSO. Argentina. Director del proyecto Vestigios de los '70: Pedagogía, transmisión, herencia y memoria en la militancia argentina progresista (UNR) y codirector del proyecto La institución del conocimiento y las prácticas educativas en los institutos de formación docente no universitarios. Es co-director de Cuaderno de Pedagogía Rosario. Entre sus libros publicados se destacan Instrucciones para ser Profesor. Pedagogía para aspirantes. Santillana, Bs. As., 1999. y El Renegar de la Escuela (con Ana L. Abramowski). Homo Sapiens. Rosario, 2000.